Relatos de conexión: ¡Devuélvemelo!
- Varignia
- 9 nov 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 26 abr 2021
Escuchando las necesidades de nuestros hijos y las nuestras ¡también!
Por Varignia
Estábamos en la casa de un amigo de mis hijas (S). Ya era la hora en que me quería ir. María estaba feliz jugando con masitas de colores, le encantan. Le avisé que ya nos íbamos, no quería. Quedamos en que terminaría de hacer unas figuritas y ya nos podríamos ir. Terminó y me dijo que cuando yo estuviera sentada en el auto con el cinturón puesto ella iría. Acepté su propuesta y me fui al auto. Luego vino y se subió al auto con unos moldes y una de las masas de su amigo. Así sigue la escena:
Yo: ¿María eso se lo pediste a S?
María: No, no sabe que lo traje.
Yo: Mmm, me parece que tenemos que dejar eso aquí.
María: ¡No!
Yo: María, yo creo que S no te prestaría eso, porque yo sé que es algo importante para él. ¿Me los puedes dar para devolvérselo?
María: No. ¡Me lo voy a llevar!
Yo: Ay María, no podemos llevarlos, son de S.
En mi cabeza pasaban todo tipo de juicios y pensamientos: qué problema, ¡qué ganas de que lo devuelva ahora! No tengo ganas de lidiar con esto, me quiero ir rápido, es tarde, quiero cocinar, no quiero perder tiempo en esto.
Mientras pensaba esto y lidiaba conmigo misma, S subió al auto.
S: María, ¿por qué tienes eso?
María: ¿Me lo prestas?
S: No, devuélvemelo, es mi juguete y debería estar en mi pieza.
María: ¡No te lo voy a pasar!
Yo: María, S quiere sus cosas ahora. Son sus juguetes y los quiere tener.
María: S, ¿me podrías dar este poquito? (muestra un pedazo que apenas le cubre una uña).
S: ¡No! Nada.
María: ¡¡¡Entonces no te lo voy a devolver!!!!
Yo: María, me gustaría que devolvieras esas cosas a S, él las quiere de vuelta y no está dispuesto a prestártelas. ¿Estarías dispuesta a devolvérselas cuando S baje del auto?
María: Sí.
Yo: Ok S, ¿puedes bajar del auto?
María: ¡¡¡Igual no se lo voy a dar!!!!
Yo: María, dijiste que cuando bajara S se lo darías.
María: Es que me lo quiero llevar.
Nada estaba funcionando y me di cuenta, de que hasta ese momento no estaba conectando realmente con la María, sino que estaba intentado a toda costa que devolviera los juguetes para poder irnos, o sea, sólo estaba centrada en satisfacer las necesidades de S y mías, sin mirar qué estaba pasando con ella. Por supuesto que no funciona así… ¡acuérdate Varignia! Por suerte tuve esa milésima de segundo en que tomo conciencia y puedo decidir irme por el camino de la conexión.
Elegí la conexión y así continuamos:
Yo: Mmmm, te gustan mucho esas masas. ¿Te gustaría tener de esas masas en la casa?
María: ¡¡¡¡Sí!!!!
Yo: ¿Te parece que mañana busquemos dónde comprar esas masas?
María: ¡No! ¡Quiero ahora!
Yo: María, ¿le puedes devolver la masa y el molde a S y mañana buscamos dónde comprar? Porque ahora puede ser que esté todo cerrado.
María: Nooooooooo. ¡Ahora!
Yo: ¡¿Quieres esas masas ahora?!
María: Sí, ¡¡¡ahora!!!
Yo: ¿No puedes esperar hasta mañana?
María: ¡No!
Yo: María, es posible que no encontremos esas masas aquí hoy.
S ya estaba inquieto, quería sus cosas de vuelta. Yo también me empecé a inquietar porque además la mamá de S nos estaba esperando afuera del auto para abrirnos el portón y hacía viento, suponía que tenía frío. Conecté también con mi necesidad de colaborar con todos.
Yo: María, estoy un poco preocupada porque S está esperando que le devuelvas sus cosas y su mamá está esperando afuera del auto hace un rato para abrirnos el portón y creo que tiene frío. ¿Podrías devolverle la masa y el molde a S y luego resolvemos qué hacer?
María: Nooooooooooo.
Yo: Ay, María ¡no sé qué hacer! Estoy estresada y perdiendo un poco la paciencia…
En eso entró la mamá de S al auto a intentar colaborar:
M: S, ¿podrías prestarle esas cosas a María y la próxima vez que nos veamos te la devuelve?
S: ¡No! Las quiero de vuelta. Son mis juguetes.
Yo: Ok, María, te propongo que vayamos a la tienda donde venden muchas cosas por aquí cerca y veamos si es que está abierto y si es que hay plasticina. ¿Eso sí te gustaría?
María: De muchos colores (mientras le pasa la masa y el molde a S).
Yo: ¡¡¡Gracias S y mamá de S por esperar!!!
Finalmente nos vamos a la tienda. En el camino:
María: Es que me gusta mucho hacer cositas con las masas y nunca tenemos en la casa.
Julia: María, es que a la mamá no le gustan porque se quedan pegadas por todas partes y manchan con grasa.
Yo: Bueno, hoy estoy dispuesta a que compremos plasticina para poder devolverle la suya a S. Eso sí, me gustaría pedirles que las usen sólo sobre su mesita y sobre papel para que no quede pegada por todas partes ni manchado.
María y Julia: Ok mamá.
Estuvieron hasta tarde jugando con las plasticinas.
Finalmente pude soltar mi idea de llegar a cierta hora a la casa de vuelta, no había ninguna necesidad. Pude conectar con que la María realmente necesitaba seguir jugando con plasticina y necesitaba ejercer su autonomía, ya que yo estaba decidiendo, por mis razones, el momento en que nos íbamos de la casa de su amigo, que justo fue en el mejor momento para ella.
Cuando decidimos y logramos conectar y colaborar con ellos, les mostramos el camino hacia la conexión con ellos mismos y con los otros, así vamos creando vínculos basados en la confianza y la colaboración, y se hace cada vez más lejana la exigencia por la obediencia.
Usamos nuestro poder (como adultos) CON ellos, no CONTRA ellos.






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