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Relatos de conexión: ¡Yo quiero este cojín!

Actualizado: 26 abr 2021

Por Varignia


Miércoles. 20:30 hrs.


Yo estaba en la cocina lavando los platos, José hablando por teléfono con mi papá deseándole feliz cumpleaños atrasado y las niñas jugando en la pieza.


Escuché gritos.


J: devuélvemelo, ¡yo lo teníaaaaaa!


M: ¡yo lo quiero ahoraaaaaaaaa!


Esperé un momento, a ver si lograban ponerse de acuerdo, pero siguieron los gritos y cada vez yo los escuchaba más fuerte. Llegué a la pieza y estaba Julia tirando de un extremo de un cojín y María del otro.


De repente una le tiró el pelo a la otra, esta le devolvió un pellizco, otro tirón de pelo, un golpe, iba aumentando la intensidad. ¡¿Qué hago??!


Yo: ¡Hay otro cojín igual! ¿Se los traigo?


J: Noooooo, quiero este cojín, ¡¡¡yo lo estaba usando!!!


M: Noooooo, ¡¡¡yo quiero este cojín!!!!!


Mmmmm, pensé, quizás si lo traigo se dan cuenta de que lo pueden usar. Voy a buscar  el cojín.


Yo: Aquí está el otro cojín.


J: Noooooo, ¡quiero el mío!


M: ¡Yo quiero este, no ese!!!!


Siguen los golpes. Respiro y empiezo con mi intento de conectar y validar.


Yo: A ver, me parece que las dos están muy enojadas, ¿o no?


Siguen los golpes.


Yo: Veo que las dos quieren el mismo cojín.


Siguen tirando cada una su extremo y gritando. Mmmm, parece que no me pueden escuchar.


Yo: Creo que voy a tener que tomar yo este cojín por un momento.


Julia lo suelta, con la cara roja, el ceño fruncido y respirando con fuerza. María lo toma para ella y me grita:


M: ¡¡¡dámeloooooooo, yo lo quiero!!!!!


J: ¡¡¡¡es mío, yo lo tenía!!!!


No bajaban los gritos, apenas se escuchaba mi voz. Estaba confundida con qué hacer y cansada, igual que ellas. A esa hora estamos todos con la última energía.


Yo: A ver. María, voy a tener afirmado el cojín hasta que puedan ponerse de acuerdo en cómo usarlo, es un solo cojín y las dos lo quieren. Aquí tengo otro igual por si les sirve.


M: ¡¡¡Noooooo, quiero este!


J: ¡¡Es míoooooooo, yo lo calenté!!


Llega el papá (por suerte). Julia se sienta con su papá y continúa pidiendo de vuelta el cojín, mientras José la contiene físicamente y la escucha:


J: ¡es mío, lo quiero ahora!!!


Yo: Mmm, ¿cómo es eso de que lo calentaste?? ¿En la estufa?


J: No, en mi cuerpo.


Yo: Ahhh, ¡quieres tener ese cojín porque tú lo calentaste! Ahora entiendo.


María sigue tirando el cojín mientras lo afirmo.


M: ¡Yo lo quiero para mi moto!


Yo: Ahhh, ¡tú lo quieres usar para tu moto! ¿Y dónde está tu moto?


M: Es esta (y me muestra su cama), el cojín es la cama de mi moto.


J: ¡Es mi moto que tira fuego!


José: Ahh, y ¿cómo tira fuego tu moto?


Yo: ¿Y cómo es tu moto María?


Entramos en una conversación en la que nos explicaron cómo eran sus motos y para qué necesitaban los cojines.


Yo: María ¿dónde va tu cama?


M: ¡Aquí!


Le paso un cojín.


Yo: Toma Julia, aquí está tu moto.


Logro pasarle el cojín que ella estaba usando antes y se da cuenta. Me guiña un ojo. Yo había logrado entender por qué ese cojín era el que necesitaba Julia de vuelta y que a María no le interesaba cuál fuera, sino que tener el cojín.


Luego seguimos conversando de las motos que tiran fuego, cómo se pone la cama dentro de la otra moto. Los dos estuvimos atentos a su necesidad de compartir, expresar y conectar.


Fue un proceso de por lo menos media hora o 40 minutos, quedamos cansados, ¡claro! Pero cuando elegimos la conexión, la escucha y la validación, sabemos que no tendremos un resultado inmediato, nuestro objetivo no es parar la pelea, sino que lograr que puedan expresar lo que sienten y atravesar acompañadas sus emociones hasta que se sientan de vuelta en su centro.

 
 
 

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