El camino de acompañar desde la comunicación no violenta y la compasión
- Varignia
- 23 jun 2021
- 3 Min. de lectura
El otro día una amiga me dijo que, leyendo mis relatos, le parecía que yo siempre estaba viviendo situaciones difíciles y estresantes con los niños y las niñas.
La verdad es que sí, situaciones como las que cuento en los posts son pan de cada día en mi vida, pero cada vez más las vivo con menos estrés, más comprensión y compasión. Y lo celebro.
Celebro porque he avanzado, porque cada día puedo sostener a niños y niñas de manera más conectada con ellos y conmigo misma.
A medida que pasa el tiempo, practicando y profundizando en acompañar a mis hijas y a los niños y las niñas de Peumal desde la comunicación no violenta y la compasión, y con curiosidad por estos seres en evolución, únicos, diversos, se me devela el misterio humano.
El misterio de quiénes somos, quiénes son estos niños y niñas, qué necesitan; y quién soy yo, humana adulta con capacidades limitadas, que a la luz de la autocompasión de a poquito voy descubriendo qué necesito, cuáles son mis patrones automáticos, mis creencias y desenrollando ese enredo, voy de a poco pudiendo conectar con amor en estos momentos y sentir plenitud.
También es parte de mi vida cotidiana lidiar con esas sombras, a veces me canso, otras veces no quiero, muchas veces no puedo, simplemente me gana el automático y muuuchas veces me gustaría arrancar. Pero cada día tomo un poco más de conciencia, con ternura, de que hago lo mejor que puedo, hago el duelo por mis limitaciones, y logro ir descubriendo alguna preciosa necesidad que ese automático está cuidando.
Así que sí, celebro cuando me doy cuenta de todo lo avanzado, celebro cuando puedo acompañar de manera conectada conmigo para ell@s! Y más que celebro cuando veo los efectos de mi trabajo/juego en los niños y niñas que acompaño. Otras veces hago duelos por no poder lograrlo, por seguir presa de mis patrones, por vivir en una sociedad que duele.
Y navegando así, cada día me siento más conectada al mundo que quiero vivir, a la vida que me hace sentido. La coherencia, la conexión y la armonía son de las necesidades más preciadas para mi, por eso hago todo lo que hago.
Y ahora les dejo este regalo que me hicieron mis hijas el otro día:
Íbamos en el auto conversando, yo concentrada manejando y las niñas conversándome desde atrás.
En eso, la Josefa se pone a contarme sobre un sueño que había tenido.
J: Y bueno, estábamos en la casa de la Bruna y tu te fuiste...
M: Yo soñé que...
J: ¡Marta! No he terminado de contar mi sueño.
M: Ay, perdón. Cuando termines cuento lo que yo soñé.
J: Bueno, como te decía mamá, te fuiste y yo me quedaba en la casa de la Bruna con la Manuela, la Marta y Gerónimo y jugábamos a que nos perseguía un monstruo... (hace una pausa larga recordando su sueño).
M: ¿Terminaste Josefa?
J: No, es que me estaba acordando de mi sueño. yo te aviso cuando termine.
M: Ahh ya.
J: ¡Y salíamos corriendo y gritando por toda la casa! Ya Marta, ahora sí terminé.
M: ¡Gracias! Yo soñé que...
No les cuento la emoción que siento cuando me doy cuenta de que ellas mismas ya pueden decirse lo que les pasa, pueden organizarse para escucharse y colaborar para satisfacer las necesidades de ambas. ¡Gratitud y celebración!
¡Y más celebración! pronto se vienen dos talleres en Peumal:
- Taller de Introducción a la Comunicación No Violenta
- Taller/reflexión/comunidad de Crianza Compasiva






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